Signos de puntuación No. 2.


SIGNOS DE PUNTUACIÓN

La importancia de los signos de puntuación:

Un caballero frecuentaba la casa de una familia donde vivían tres hermanas. Ellas se llamaban Soledad, Julia e Irene. Este joven despertó, en cada una de ellas, un bello sentimiento, aunque él no había declarado su amor a ninguna de las tres. Ellas estaban enamoradas de este galán y se creían correspondidas. Para salir de duda, ellas le pidieron que diga de quién estaba enamorado, por lo que recibieron una carta sin puntuación alguna:

“Tres bellas que bellas son me han exigido las tres que diga de ellas cuál es la que ama mi corazón si obedecer es razón digo que amo a Soledad no a Julia cuya bondad humana no tiene no aspira mi amor a Irene que no es poca su belleza”

Soledad, la primera de las hermanas, quien creía ser la preferida, dio lectura al texto con una entonación que implicaba la siguiente puntuación:

Tres bellas, que bellas son, me han exigido las tres, que diga de ellas cuál es la que ama mi corazón. Si obedecer es razón, digo que amo a Soledad. No a Julia cuya bondad humana no tiene. No aspira mi amor a Irene, que no es poca su belleza.

Julia, la segunda hermana, reclamó la preferencia al dar la lectura con la siguiente puntuación:

Tres bellas, que bellas son, me han exigido las tres, que diga de ellas cuál es la que ama mi corazón. Si obedecer es razón, digo que ¿amo a Soledad? No. A Julia, cuya bondad humana no tiene. No aspira mi amor a Irene que no es poca su belleza. 

A pesar de que Julia parece ser la beneficiada, la lectura de Irene cambió la situación. Irene leyó con la siguiente puntuación:

Tres bellas, que bellas son, me han exigido las tres, que diga de ellas cuál es la que ama mi corazón. Si obedecer es razón, digo que ¿amo a Soledad? No. ¿A Julia, cuya bondad humana no tiene? No. Aspira mi amor a Irene, que no es poca su belleza.

Ante la controversia surgida entre las hermanas, el mismo autor, tuvo que colocar la puntuación. Finalmente ellas recibieron esta respuesta:

Tres bellas, que bellas son, me han exigido las tres, que diga de ellas cuál es la que ama mi corazón. Si obedecer es razón, digo que ¿amo a Soledad? ¡No! ¿A Julia, cuya bondad humana no tiene? ¡No! ¿Aspira mi amor a Irene? ¿Qué? ¡No! ¡Es poca su belleza!

1.        Mira estos ejemplos de cómo cambia el sentido de una oración por el uso de los signos de puntuación. Luego, escribe tres ejemplos parecidos en el cuaderno:

a.     La coma salva vidas:
Vamos a comer niños.
Vamos a comer, niños.

b.     ¿Al fin quién llegó al campamento?
Los soldados, malheridos, volvieron al campamento.
Los soldados malheridos volvieron al campamento.
c.  ¿Le salvaron la vida?
Perdón imposible, que cumpla su condena.
Perdón, imposible que cumpla su condena.

d. Prohibido ¿qué?
Prohibido fumar gas venenoso.
Prohibido fumar, gas venenoso.
e.     ¿Te disgustó la comida?
No, me gustó la comida.
No me gustó la comida.

f.      Es mucho trabajo
No, me rindo.
No me rindo.
g.    ¿Quién andaría en cuatro patas?
Si el hombre supiera el valor que tiene, la mujer andaría en cuatro patas en su búsqueda.
Si el hombre supiera el valor que tiene la mujer, andaría en cuatro patas en su búsqueda.

2.        Escriba los signos de puntuación que hacen falta en las siguientes oraciones (revise las normas dadas en clase):




  

3.        Se cuenta que un señor, por ignorancia o malicia, dejó al morir el siguiente testamento sin signos de puntuación:

“Dejo mis bienes a mi sobrino Juan no a mi hermano Luis tampoco jamás se pagará la cuenta al sastre nunca de ningún modo para los jesuitas todo lo dicho es mi deseo”

·         Escribe el texto cinco (5) veces de tal manera que en cada caso los beneficiados sean:
a.        Luis, el hermano.
b.        Juan, el sobrino.
c.        El sastre.
d.        Los jesuitas.
e.        A ninguno.

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